Docus sobre Baloncesto pt. 1: "Quantum Hoops"


"Quantum Hoops"
(Rick Greenwald, 2007, USA)

Seguramente a nadie le importará dos mierdas, pero inauguramos sección follonera y lo hacemos con un curioso documental con el que algunos de vosotros os sentireis identificados: "Quantum Hoops". Fijo que nunca habeis logrado hacer un mate a dos manos pero sí que sois capaces de deletrear corectamente la palabra "idiosincrasia". Los componentes del equipo de baloncesto de la California Institute of Technology (CalTech) no ganan un partido desde el año 1985 (21 años seguidos perdiendo todos y cada uno de los partidos), y casi siempre palman por una diferencia superior a los 40 puntos. El palmatori deportivo por norma. Pero sacan dieces en los exámenes de Física Cuántica (ocho ex-alumnos del centro acabaron ganando un premio Nobel por su carrera en el campo de las Ciencias). Con esta premisa, es difícil no simpatizar con el atajo de nerds que desfilan en pantalla, algo que la película consigue con creces. "Quantum Hoops" sigue al equipo en la temporada 2005-2006 (con imágenes de los entrenamientos que no pasarán a la historia del deporte que inventó el Dr Naismith) y traza un entretenido recorrido histórico por el ignominioso curriculum vitae deportivo de la Universidad de CalTech. Una verdadera delicia de documental, la única putada es que no hay subtítulos.
La podeis descargar de este imprescindible blog.

"Coffee Is The Color": una mixtape de whitey Mike


(En la foto Shuggie Otis. Es más elegante de lo que tú y yo seremos jamás)

Mike prepara unas muy decentes fideuás, es capaz de enchufar algún que otro triple y tiene mal perder cuando juega al Trivial Pursuit. Le gusta todo lo negro (dicho así suena mal, lo sé) y nos ha preparado una misteip de lo más jugoso que espero que disfruteis tanto como yo. Si lo veis algún dia por la calle de cidle que abra un blog ya, copón. Word up, Mike!

"Los recopilatorios o ‘mixtapes’ son simplemente obras de amor y en mi opinión de las más grandes, a la vez que satisfactorias para quien las realiza. Son obras concebidas desde la pasión para personas que te importan. Incluso cuando no tienen un destinatario específico pienso constantemente en ellos. Sinceramente creo que con el tiempo he desarrollando un hemisferio cerebral accesorio que se dedica exclusivamente a labores de rastreo y archivo para futuras recopilaciones. No hay nada mejor para levantar las expectaciones (personales) de un largo viaje en coche que no te apetece o una fiesta con desconocidos que hacer un recopilatorio. Es un ejercicio empático y ese debate interno que se produce me fascina. Por otra parte, para aquellos que hemos nacido sin los good looks y capacidades de seducción tradicionales, los mixtapes han sido instrumentos claves de supervivencia -sobretodo durante épocas de efervescencia hormonal- dada su capacidad de expresar todo aquello que superaba tu propio ingenio o aquello que simplemente no te atrevías a decir. Las ventajas selectivas y reproductivas que confiere la capacidad de crear buenos recopilatorios son innegables. Tarde o temprano el mundo será dominado por los más expertos mixtapers.


Pues allá va Mirolai, un recopilatorio que inicialmente pensé nombrar ‘Noir’, por la concentración melanínica de la mayoría de los músicos que aparecen en ella y porque extrañamente creo la mayoría de canciones funcionan mejor de noche (si es que eso tiene algún sentido). Al releerlo he decidido cambiarlo a ‘Coffee is the color’ en honor a la canción de Roy Ayers que he incluido y porque no me evoca tanto la imagen de un helado. En esta ocasión no pretendo seducir a nadie y menos al peludo de Manel que tengo el dudoso honor de ver semanalmente en la ducha (Montags-for-life!). Con que pueda reproducir en alguien esa mueca o media sonrisa tan placentera que va acompañado de un leve balanceo de la cabeza, que induce una buena canción que nunca has oído, maldiciéndote por haber deambulado tantos años por este mundo sin haberte topado con ella, me quedaré satisfecho. Espero que lo disfrutéis (a volumen alto, graves a tope y con unos altavoces que no sean de ordenador, por favor).

01. Dorothy Ashby - Soul vibrations
(de "Afro Harping". Cadet (1968))

Dorothy Ashby kickn’ ass con su arpa eléctrica bajo la tutela de Richard Evans. Un año más tarde publicaría otro discazo donde incorporaría su voz y varios instrumentos freaks dándole así un aire Zen-misterioso sin caer en los tópicos hippiéscos de la época.

02. Shuggie Otis - Inspiration Information
(de "Inspiration Information". Epic (1974))

Este es mi pequeño homenaje al bloguero insaciable que nos reúne hoy, siendo precisamente éste el que me introdujo al insultante talento de Shuggie que empezó a componer y a grabar discos propios desde los 15 años. Esta canción da título a su tercer y más grande LP que tocó y compuso casi íntegramente él solo. Claro que, por entonces ya era mayor. Tenía ya 18 años. Ouch!

03. Syl Johnson - Is it because I’m black?
(de "Is it because I’m black?" Twinight (1970))

Personaje con menos nombradía que Carl Davis o el trio escalofrío Mayfield-Hutson-Hathaway pero absolutamente imprescindible para entender el sonido soulero de Chicago a finales de los sesenta y principios de los setenta. Productor y hitmaker para el pequeño sello Twinight, más adelante grabaría para Hi Records donde permaneció a la sombra de Al Green.

04. The JB’s - Blow your head
(de "Damn right I am somebody". People (1974))

Hay pocas canciones que me disgustan más oír en un bar o en una fiesta que ‘Sex machine’ de James Brown y me sigue pareciendo una falta total de respeto. No porque la canción sea inherentemente mala, sino porque hay tantas otras más excitantes y menos conocidas que me desespera. Este es su grupo, los JB’s en solitario kicking-it.

05. Leroy Hutson - Cool out.
(de "Hutson". Curtom (1975))

Coolness en su máxima expresión. Quizás es la canción que más tatareo. Extraído de su disco titulado ‘Hutson’ que junto con ‘Hutson II’ son dos discos que no pueden faltar en toda casa de bien.

06. Pieces of Peace. Pass it on Pt.1.
(de "Twinight" (1970))

Banda de estudio que trabajó primero para Brunswick y que después de abandonar al tirano de Carl Davis bajaron la calle con sus instrumentos (literalmente) y ficharon para Twinight donde fueron los protegidos de Syl Johnson acompañándole en sus primeros singles y lps. Esta canción está sacada del recopilatorio monográfico del sello Twinight exquisitamente realizado por Número Group. Si me tuviera que quedar con solo uno de los muchos que han sacado, this is the one.

07. Darondo – Let my people go
(de "Let my people go". Luv N' Haight (2006))

Hay algo oscuro y misterioso de esta canción que me tiene totalmente cautivado. Quizás es esa sección de vientos tenue y sutil del principio o la línea de bajo sencilla pero arrolladora, no lo se. Darondo tan solo sacó 3 singles a principios de los 70 y desapareció. En 2006 fueron recopilados de nuevo juntamente con 3 canciones inéditas.

08. Donald Byrd – Street lady
(de "Street lady". Blue Note (1973))

Trompetista de hard-bop que tocó con casi todos los grandes antes de sacar discos por cuenta propia. Fue el padrino de los Blackbyrds y sacó una barbaridad de discos buenísimos para Blue Note, pero que más disfruto son los que gozaron de la colaboración de los hermanos Mizell durante los 70.

09. El Michels Affair – Detroit trice
(de "Sounding of the city". Truth & Soul (2005))

Leon Michels y su colectivo de hipters de Brooklyn. Aparte de sacar discos propios también está detrás del increíble sonido de otros grandes contemporáneos como Lee Fields o Aloe Blacc.

10. Manzel – Midnight Theme
(de "Midnight theme". Dope Brother (1979))

Disco infinitamente sampleado por los diversos beats que contiene. Mi disco favorito de estas últimas semanas.

11. Lamont Dozier – Don’t leave me
(de "Love and beauty". Invictus (1974))

Más conocido por pertenecer al equipo Holland-Dozier-Holland que junto con los olvidados Funk Brothers inundaron a Motown de hits estelares. Esta canción está sacada de su primer disco en solitario después de dejar a Motown y formar su propio sello. El principio de la canción es absolutamente alucinante, con la voz desnuda de Lamont junto con el bajo que da paso a un estribillo irresistible. Vinyl rip so turn it up.

12. David Axlerod. The Fly. Capitol (1969)

El primero de los dos caras pálidas que indultaremos hoy por el amor que han demostrado hacia la música negra. Esta canción está sacada de uno de sus primeros LPs en solitario llamado ‘Songs of Experience’ que desde luego, está a la altura del título.

13. Pete Jolly. Plummer Park.(1970)

Segundo y último white-boy que voy a incluir en este recopilatorio, eso si, igual que David Axelrod, rodeado de músicos negros que grabaron juntos cuatro horas de gloriosa improvisación (no se asusten) que después se acabó de pulir en el estudio dejando un disco muy divertido lleno de funky keyboards y grooves.

14. William Bell - I forgot to be your lover.
Stax (1968)

De mis canciones preferidas últimamente. Todo, cada arreglo, cada palabra y tono está justo en el sitio donde debe estar.

15. Roy Ayers. Coffee is the color. Motown. (1973)

Una de las mejores bandas sonoras ‘blackspotation’ sin duda. No me canso nunca de esa pequeña pausa justo antes que Ayers entra aporreando el vibráfono para no dejarlo hasta el final de la canción.

16. Skull Snaps. It’s a new day (1973)

Otro de los incontables ejemplos de inmensos grupos de funk que tan solo sacó un disco antes de caer en el más absoluto olvido.

Coffee 1
Coffee 2

Ry Cooder "Jazz" 1978


Ry Cooder
"Jazz"
(Reprise, 1978)

El disco jazz de Ry Cooder, como los más listos ya habreis adivinado. A estas alturas ya sabreis que los LPs del artista californiano son auténticas lecciones de historia de la música. En este caso Cooder El Musicólogo Voraz se centra en la recuperación de los sonidos del jazz más festivo -el de la década de los años 20-, antes de que existieran el be bop, el free jazz y demás deconstrucciones del jazz primigenio. En los años 20, los EEUU todavía no habían padecido ni la Gran Depresión, ni el boom del Rock n roll, ni la lucha por los Derechos Civiles de los años 60... El jazz de los años 20 (y anterior: algunas composiciones incluidas aquí se compusieron a finales del siglo XIX) era tocado por grandes orquestas en Nueva Orleans y a eso es a lo que suena "Jazz": dixieland, ragtime, Jelly Roll Morton, Earl Hines, Gershwin.. Se le puede achacar a este disco una excesiva voluntad academicista por recrear el sonido original, pero sin duda es una verdadera delicia para los oídos poder escuchar a todos estos fantásticos músicos veteranos de la escena de New Orleans siendo dirigidos por Cooder (con arreglos de Joe Byrd). Uno de los discos del amigo Ryland que más veces he escuchado.

Old school vs New school


Hoy he leído una carta al editor en el último ejemplar de The Wire (Deerhof en la portada) que me ha hecho pensar. Qué impulsos guían la elección del próximo disco en escucha? Y, aplicado al blog, qué discos elegir para incluir en una entrada? Old School? New School?
Últimamente he estado escuchando novedades que me han dejado un excelente sabor de boca (como cuando acabas de comer la última gamba de un plato de alubias con gambas, ese mismo sabor). Los discos de Atleta, Pony Bravo, Dirty Beaches y Woodsman hacen que valga la pena pasar por el calvario que supone ser un aficionado a la música en la actualidad. Normalmente -esto es así- el aficionado medio no tiene una racha de buenas cartas como éstas. Demonios, uno abre las páginas del Mondo Sonoro y le dan ganas de destruir y de matar. Admitámoslo, no es que haya muchos grupos, es que hay demasiados grupos. Podrían existir el 25% de los grupos que existen en la actualidad y seguiría habiendo demasiados grupos.
Otras semanas he estado eligiendo (no con una voluntad consciente sino al buen tuntún, como normalmente hacen las cosas los Cáncer como yo) discos antiguos que:
a) No conozco de nada (blues polvoriento y comatoso)
b) Conozco tangencialmente pero quiero conocer con mayor profundidad (África, kraut rock)
c) Conozco realmente bien y sé que me van a poner la piel de gallina y me van a hacer levantar del sofá ("Beaster" de Sugar, The Minutemen, Hot Snakes, Melvins)

En este momento la sabiduría oriental sacaría a relucir la idea del yin y el yang (Joaquín Arozamena, presente) y nos la restregaría por la cara, con clara voluntad de ejercer la superioridad moral y espiritual habituales entre la gente con túnica: Siempre hay que aspirar al equilibrio. A la hora de poner discos, Confucio pondría "Doc At The Radar Station" de Captain Beefheart y, a continuación, uno de Hype Williams. Normalmente ya me cuesta bastante decidir qué comeré esta noche (Harvey Pekar, presente), así que cuando tengo que elegir qué disco poner en el plato intento captar bien qué es lo que me está pasando por los c***nes en ese preciso instante y ése es el disco afortunado. Y os lo tengo que decir: casi nunca decido poner un disco de Van Morrison.

Ry Cooder "Ry Cooder" 1970


Ry Cooder
"Ry Cooder"
(Reprise, 1970)

El hombre que le dijo no a los Rolling Stones, a Taj Mahal y a Don Van Vliet (aka Captain Beefheart) publicó su primer disco en 1970, en la filial de Warner Bros., Reprise. Para ello, Cooder contó con la ayuda de Lenny Waronker, uno de los productores clave de la música americana de los 70 que por aquel antonces ya había producido a Van Dyke Parks y el primer disco de Randy Newman, "13 Songs". También se benefició de la colaboración del propio Van Dyke Parks, quien, años después, acabaría formando parte de una de las mejores bandas de acompañamiento que jamás tuvo Ry Cooder. Otros músicos de sesión que continuarían trabajando con nuestro hombre y que participan en este LP son Milt Holland (batería y percusión) y Chris Ethridge (bajo).
Para su primer disco, Cooder no se comió mucho la cabeza. Abarcando un periodo de tiempo de 60 años, el amigo Ryland se sirve del cancionero popular de la música de raíces norteamericana y relee con maestría piezas de Woody Guthrie, Leadbelly o Blind Willie Johnson, además de composiciones contemporáneas del propio Cooder o de Randy Newman (maravillosa "Old Kentucky Home"). Un album realmente variado (folk, blues, rock n roll, pop) que además brilla por la excéntrica producción de Parks y Waronker y que sirve de perfecta introducción a la primera fase creativa del músico califorinano (que culminaría con "Chicken Skin Music" o sobretodo "Paradise and Lunch"). Abundan los grandes momentos, pero yo me quedaría con "How Can a Poor Man Stand Such Times and Live?", de Alfred Reed.

Ry Cooder 1970

Ali Farka Toure with Ry Cooder "Talking Timbuktu" 1994


Ali Farka Toure with Ry Cooder
"Talking Timbuktu"
(World Circuit, 1994)

Ry Cooder ha firmado grandes discos de duetos, pero "Talking Timbuktu" se lleva la palma. Uno de los mejores LPs de los 90 y sin duda uno de mis favoritos del amigo Ryland. El disco que grabó en colaboración con el añorado músico de Mali Ali Farka Toure supone una rendición a la música africana en general y la del "John Lee Hooker africano" en particular. Qué demonios, éste es un disco de Farka Toure, no de Cooder. A quién le importa. "Talking Timbuktu" -y toda la discografia del que una vez fue alcalde de Niafunké- es la demostración de que el blues tiene su origen en África, ni más más ni más menos. Diez extensas canciones exquisitamente interpretadas en diez lenguas diferentes por el maestro Farka Toure, con respetuosa e impecable producción de Cooder y el acompañamiento de habituales del amigo Ryland, como el percusionista Jim Keltner o el bajista John Patitucci, amén de multitud de músicos africanos sin tanto renombre pero idéntica sensibilidad.
Ali Farka Toure ya tenía cierto renombre internacional antes de que lanzara "Talking Timbuktu" en 1994, pero fue este disco el que sin duda significó su espaldarazo definitivo a nivel artístico. Como anécdota decir que aquel año se llevaron un premio Grammy.
Un disco fascinante, intemporal.

La versión FLAC del disco la podeis encontrar aquí.

Timbuktu

Ry Cooder "Paradise And Lunch" 1974


Ry Cooder
"Paradise And Lunch"
(Reprise, 1974)

Esta semana me parece que el tema va a ser una serie de posts sobre Ryland Peter Cooder, aka Ry Cooder, uno de los antropólogos musicales más importantes que han surgido de la música de raíces americana del siglo XX.
Uno podría pensar que la carrera de este veterano músico californiano ha sido recompensada con reconocimientos y halagos en forma de Grammies, pero cuando analizamos su aportación a la música americana de los últimos 50 años, nos damos cuenta de que su figura está claramente infravalorada. Podría tirarme dos años escuchando sus discos o sus colaboraciones con otros músicos o producciones y no me aburriría. Folk, blues, rock n roll, reggae, tex-mex, dixieland, country, música folklórica (de origen hawaiano, latino, irlandés, africano), scores cinematográficos... De todo. Además de contar con una carrera de lo más interesante en lo que a su aportación estrictamente musical se refiere, Ry Cooder siempre me ha caído simpático porque fue un personaje incómodo para la industria discográfica. Él siempre ha puesto a la música en primer lugar, y eso no siempre gusta a los grandes estudios. Su actitud insobornable le llevó, por ejemplo, a romper el bloqueo cultural al que estaban siendo sometido los artistas cubanos, entrando a grabar (con la ayuda de su amigo Wim Wenders) el célebre "Buenavista Social Club".
Durante unos dias vamos a sumergirnos en su carrera discográfica, que ha dejado al menos una decena de discos que se escucharán con atención dentro de 83 años, sin duda.

El primero (gran portada!) que he elegido es "Paradise And Lunch" (Reprise, 1974), un disco de corte clásico que Cooder grabó a medadios de los 70, cuando ya contaba con una cierta fama que le venía de haber colaborado con los Rolling Stones en "Exile On Main St.", con Taj Mahal (Cooder tan sólo contaba con 17 años de edad cuando colaboró con el célebre bluesman), con Randy Newman o con la Magic Band del mismísimo Captain Beefheart ("Safe As Milk", 1967). En "Paradise And Lunch", Cooder agrupa una serie de diversos elementos que tienen su origen en la música folklórica americana y a los que el eminente guitarrista californiano le suma su propia personalidad, situándolos en un espacio nuevo. Originales tradicionales (magnífica "Jesus On The Mainline") o versiones de Bobby Womack o Burt Bacharach, da igual. Un pouporri de referencias cruzadas que se vuelven invisibles en el disco, que fluye como si todo hubiera sido escrito e interpretado por un único artista.
"Paradise And Lunch", como no podía ser de otra manera, está excelentemente producido e interpretado. Los músicos de sesión del L.A. de mediados de los 70 tenían un nivel acojonante y Cooder los conocía muy bien a la mayoría de ellos: Jim Keltner, Milt Holland, Russ Titelman).

Paradise and Lunch

Half Japanese


Half Japanese
"Greatest Hits"
(Safe House, 1995)

Rock amateur, lo-fi, rock alternativo, rock experimental, primitivismo, do-it-yourself, punk rock naïf... Muchas etiquetas se pueden utilizar para definir las canciones que los hermanos Fair (Jad y David) escribieron al frente de Half Japanese. Canciones arrojadizas. Si lo analizamos desde el punto de vista de la historia del Rock tradicional (ya sabeis, Rolling Stone, los artistas que han actuado en el Madison Square Garden o en el Filmore) este disco tiene el peor título de la historia. Half Japanese han tenido un impacto insignificante comparado con el jodido Eric Clapton, pero son increíblemente mejores y han influido a un montón de grupos buenísimos, ya sea por su actitud o por su personal manera de afrontar el proceso de creación.
Este recopilatorio es un maravilloso caos de más de setenta canciones, todas buenísimas, una excelente introducción a la obra del grupo. Rock atropellado interpretado sin ningún tipo de virtuosismos y con mucho entusiasmo. Canciones que arman follón, y del bueno.

Disco 1
Disco 2

Bukka White


Bukka White
"Memphis Hot Shots"
(Blue Horizon, 1969)

A mediados de los años 60 hubo un renacimiento del interés por el blues acústico del Mississippi Delta. Músicos como Bukka White (Booker T. Washington White), Robert Pete Williams, Skip James o Blind Willie Johnson fueron redescubiertos por fans del blues de antes de la guerra. Representantes de las compañías doscográficas recorrían el Delta del rio Mississippi y hacían field recordings de músicos de blues folklórico en directo y luego publicaban esas grabaciones en discos de 78 rpm.
En el caso de Bukka White fue precisamente John Fahey el que le "redescubrió" a mediados de los 60. Imaginaros viajar por EEUU buscando discos antiguos de blues y que el azar te permita contactar con un verdadero monstruo como Bukka White. Para Fahey debió ser como estar en el mismísimo Portal de Belén.
Bien, a mediados de los 60, el amigo Bukka (el típico bluesman de vida azarosa, periodo entre rejas incluido) consiguió contrato discográfico, tocó en el festival de Newport, fue versionado por Bob Dylan.. Pudo dejar de trabajar en la fábrica de Memphis en la que había estado trabajando catorce años cuando Fahey le encontró. "Memphis Hot Shot" (ya no se hacen portadas así) fue grabado en un solo dia e incluye varias de las canciones que Bukka compuso treinta o cuarenta años atrás. Genuino blues del Delta, la música de un pueblo. En el caso de Bukka White no hay muchos refinamientos posibles, esto es the real thing y no entretenimiento para el hombre blanco: nuestro hombre aporrea la guitarra como si le fuera la vida en ello y canta con esa inclfundible voz rasposa que transmite canallismo, mala vida y esa mezcla de odio y resignación y pesar característicos del blues. Un gigante.

Bukka